La revolución en estos 14 años nos ha indicado un camino a seguir en el cual muchos hemos aprendido desde nuestros inicios en materia ideológica de nuestro comandante Chávez, por lo cual hay una serie de símbolos y señales que a lo largo de este tiempo nos indican el nivel de patriotismo como el nivel de compromiso con un legado, con una idea, con un proceso.
Es por eso que no puedo catalogar de debilidades el hecho de no ver reflejado al Padre de este proceso en algún espacio de los set montados para algún evento, no colocar el Himno Nacional, o no ver reflejado el color rojo en los mismos. No puedo llamar a estos actos debilidades; porque más que eso es traición a un legado, a una forma, a un esfuerzo que llevó al Comandante Supremo a la muerte.
No crean compañeros que el hecho de que el comandante Chávez entonaba el Himno en cada evento era un cliché.
No crean compañeros que el hecho de que el comandante Chávez representara con el color rojo la revolución era una moda.
No crean compañeros que el hecho de que el comandante Chávez ponía a Bolívar en cada acto era una marca.
Se llama patriotismo. Se llama enseñar por repetición a mantener nuestros símbolos y señales paridos en revolución en el imaginario del pueblo para mantener la memoria histórica.
Los cambios están acertados siempre y cuando sea para fortalecer un legado, para abonar su idea. No podemos dejar que cualquiera que lleve un título nobiliario atente contra el sagrado nombre de nuestro amado CHÁVEZ. De ser así, en ese mismo instante nuestra voz debe ser eco de lo que él dejó plasmado en nuestras almas. Créanme que aquí está un soldado con su batallón para empuñar sus armas contra el enemigo; pero créanme más que voltearemos a apuntar en la frente al traidor de la misma manera y no vacilaremos en disparar aun cuando nuestras propias vidas (cargos) estén en peligro.
Y cierro este corto escrito con un refrán popular “al que le quede el saco que se lo ponga” u otro más popular “al que le pique pues que se rasque”
CHÁVEZ VIVE; LA LUCHA SIGUE!
